Hola amig@s!!!! Bienvenid@s a mi blog. Hace algunos días, mientras buscaba ciertas cosas, encontré un pequeño baúl donde, alguna vez, guardé mis sueños. Lo abrí poco a poco para ver que había dejado en él. Ahí estaba mi sueño de terminar una carrera, mi sueño de conseguir un trabajo, mi sueño de viajar y conocer muchos lugares del mundo,..... Muchos sueños que, a fecha de hoy, se han cumplido pero otros que aún quedan por realizar.

Lucha por tus sueños y no permitas que los del futuro queden como recuerdos del pasado.



EL BAÚL DE LOS SUEÑOS, un espacio donde podré compartir con vosotros experiencias, deseos, inquietudes, ...y muchas cosas para enriquecernos mutuamente.El título del blog va dedicado a las dos personas que más quiero en el mundo, mis hijos, MARCELO y RODRIGO porque quiero que guarden sus sueños en un pequeño baúl y nunca dejen de soñar.















sábado, 19 de noviembre de 2011

EL BUSCADOR DE JORGE BUCAY

Me gustaría compartir con vosotros  un precioso cuento de un escritor argentino llamado Jorge Bucay.Además de ser un reconocido médico psiquiatra, Jorge Bucay es un gran escritor que pretende hacer del mundo de las letras una valiosa herramienta terapéutica. Este profesional nacido en Buenos Aires en 1949.Decidió especializarse en enfermedades mentales y, ya sabía, lo que era el esfuerzo y el afán de progresar. Con sólo trece años de edad Bucay, impulsado por la mala situación financiera de su familia, comenzó a desarrollar actividades que le permitieran tener ingresos.económicos y, en ese marco, no rechazó ninguna propuesta.
A lo largo de su vida, el creador de obras como “Cartas para Claudia”, “De la autoestima al egoísmo” y “Amarse con los ojos abiertos” fue vendedor ambulante, agente de seguros, mozo, animador de fiestas infantiles, taxista, artista, colaborador de radio, conductor de televisión, docente, psicoterapeuta de parejas y hasta editor de la revista mensual “Mente Sana”.
Aquí os dejo su historia. Cerrad los ojos y escuchad atentamente.



Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador…
Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra.Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir.
Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.
… Una portezuela de bronce invitaba a entrar.
De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.
El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.
Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida.
Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción.
Se acercó a leerla, decía:
Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado.
Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas.
Todas tenían inscripciones similares, un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años…
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó.
Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No, ningún familiar – dijo el buscador – ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?. ¿por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?.
El anciano se sonrió y dijo:
- Puede Ud. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré…
Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgado al cuello.
Y es tradición entre nosotros que a partir de allí,, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella:
a la izquierda, qué fue lo disfrutado…
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media? …
Y después … la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana? …
¿Y el embarazo o el nacimiento de su primer hijo … ?
¿Y el casamiento de los amigos … ?
¿Y el viaje más deseado … ?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano … ?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?…. ¿horas?, ¿días? …
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos…. cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de los disfrutado, para escribirlo sobre su tumba;
… porque ÉSE es, para nosotros, el único y verdadero tiempo VIVIDO

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